Hace unos meses se despertó en mí de nuevo el interés por las Princesas. Hacía como 25 años que no pensaba en castillos, príncipes y maleficios pero no sé porqué decidí buscar libros ilustrados al respecto. Por fín me hice con Princesas de Rebecca Dautremer y tras devorarlo y explorar todos sus rincones decidí buscar más sobre el tema en Google y ahí encontré, para mi asombro, "Nuevo Catálogo de Princesas" de
Frank Murray. Me dejé llevar y descubrí unos textos preciosos y totalmente "reales". Nunca antes nadie había descrito con tanta exactitud a un Príncipe. Sí, porque Princesas hay muchas pero Príncipe sólo hay uno. Fue entonces cuando recordé que yo hace tiempo fui Princesa, justamente hasta el mismo momento en que mi Príncipe llegó a mi mundo. Desde ese instante me convertí en Reina. Ser Reina es algo grandioso, soy poderosa y poseedora del mayor de los tesoros. En esta situación es fácil pensar que la Reina se volvió caprichosa pero nada más lejos de la realidad. Mi mejor regalo es la mirada enamorada de mi príncipe cuando salgo del baño a las 07:15h. y, sintiéndome un deshecho humano, él me dice: ¡Andá, qué guapa! Y yo ya no necesito ni peinarme...